Aunque Existan pocos documentos al respecto, sabemos que la mujer de Al-Ándalus también participó en la vida política, social y cultural de la época.

Si nos centramos en el Reino de Granada, tenemos el ejemplo de la princesa nazarí Fatima Bint Al-Ahmar. A los 65 años consiguió la tutela política de su nieto, el heredero al trono Muhammad IV. Este papel perfectamente lo habría podido desempeñar uno de los tantos hombres destacables del entorno palaciego. El que finalmente fuera Fatima la elegida, le permitió participar de forma activa en asuntos del emirato. Algo impensable en aquellos tiempos. Tras su muerte, el poeta Ibn Al-jatïb le dedica un poema en el que habla de ella como una mujer única, que sobrepasó a muchas de su época.
También encontramos a la poetisa granadina Hafsa Bint Al-Hayy, perteneciente a una familia noble del S.XII. Se conservan de ella gran cantidad de poemas, la mayor parte de ellos, poemas que intercambiaba con su amante, el también poeta Abu Yafar. Sus biógrafos hablan de ella como una maestra de su tiempo. Poseía una gran cultura y en Marrakech, donde murió, se encargó de educar a las princesas almohades.

(…) No creo que el cielo mostrase sus estrellas
Salvo para espiarnos.

Hafsa Bint Al-Hayy

Nazhun Bint Al-Qala’i fue una descarada poetisa granadina que posiblemente viviera durante el s. XI. Sus poemas eran directos y a veces casi sexuales. En aquella sociedad de hombres, en la que éstos se podían sentir amenazados ante una mujer de carácter, Nazhun se vio obligada a defenderse a ella misma y a su poesía ante algunos ataques verbales.

(…) He pagado poema por poema;
por mi vida, ahora dime quién es mejor poeta;
si soy mujer por mi naturaleza
mi poesía es hombre.

Nazhun Bint Al-Qala’i